En Corea del Norte pronunciar la palabra “Jesús” puede ser una sentencia de muerte. Hea-woo es una cristiana norcoreana perseguida. Aunque su madre era cristiana, sólo oyó hablar de Jesús a través de su esposo.
Para mantener su fe, la cristiana huyó a China, sin embargo allí fue descubierta y enviada a uno de los campos de trabajos forzados del gobierno norcoreano.
Las mujeres como Hea-woo que consiguen escapar de Corea del Norte a China corren el riesgo de ser víctimas de la trata de seres humanos. Por suerte, muchas encuentran la oportunidad de escuchar el Evangelio y ser acogidas a través de un proyecto de la organización humanitaria Puertas Abiertas.
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